El día amaneció… y en un sábado cualquiera en compañía de Manu (14) y Martín (9), siempre algo mágico puede suceder. Normalmente, hay plan de niñas… y de "niños" también. Ellos (papá e hijo), tal vez juegan a las carreras o fútbol en el PlayStation, leen un libro de aventuras o juegan en el jardín. Las niñas, por otro lado, se encierran en la habitación… ¿Y qué pueden estar haciendo hoy?... viendo una película, de pronto algún programa de moda o cocina, escuchando música, pintándose las uñas, poniéndose los tacones... ¡No!, ¡ésta vez, no…!. Ésta vez, deciden -meditar-… y con 14 años y una sabiduría infinita, Manuela dirige ese espacio… y después de varios minutos entre el cielo, el mar, la selva, el desierto, donde no existía otra posibilidad que sentirnos conectadas con la vida… continua diciendo… algo que decido llamar (con mi incapacidad literaria):
4 ESTRELLAS PARA FLOTAR
“Imagina que continuas volando, ésta vez mucho más alto, hasta alcanzar las estrellas… y allá arriba, vas a buscar y escoger cuatro (4), las más pequeñitas, pero las más brillantes… y las guardas en tu bolsillo, y con ellas guardadas, vuelves a la tierra. Tomas la PRIMERA ESTRELLA, y la pones en tu cabeza, para que aclare tus pensamientos, para que te permita tomar las mejores decisiones. La SEGUNDA, en tu corazón… para que lo llene de amor, lo sane, para que puedas sentir todo a través de él. La TERCERA, va en tus ojos, para que te permita ver lo increíble que eres, sin necesidad de que otros te lo digan. La CUARTA y última ESTRELLA, estará debajo de tus pies… dándote equilibrio, seguridad, estabilidad y confianza para vivir. Y ahora… puedes volver al cielo una vez más, a seguir meditando; pero ésta vez… flotas, porque sientes paz, y en paz, puedes flotar”.
La meditación ha terminado… y entonces escucho… "tómate unos minutos para reflexionar".
Le agradezco diciéndole, "Eres un ángel"… ella tan sólo sonríe.
Pregunto… "¿De dónde crees que salió todo eso?", contesta: "No lo sé, de lo que sentí que necesitabas... pero ahora creo que aún más de lo que a mí me hacía falta escuchar”.
Pareciera entonces… que entregando, absolutamente presentes y sin esperar nada más que dar… se abre la puerta para recibir el doble.
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Joanna Acevedo T.
joanna@educandoparalafelicidad
En Twitter: @acevedojoanna
4 ESTRELLAS PARA FLOTAR
“Imagina que continuas volando, ésta vez mucho más alto, hasta alcanzar las estrellas… y allá arriba, vas a buscar y escoger cuatro (4), las más pequeñitas, pero las más brillantes… y las guardas en tu bolsillo, y con ellas guardadas, vuelves a la tierra. Tomas la PRIMERA ESTRELLA, y la pones en tu cabeza, para que aclare tus pensamientos, para que te permita tomar las mejores decisiones. La SEGUNDA, en tu corazón… para que lo llene de amor, lo sane, para que puedas sentir todo a través de él. La TERCERA, va en tus ojos, para que te permita ver lo increíble que eres, sin necesidad de que otros te lo digan. La CUARTA y última ESTRELLA, estará debajo de tus pies… dándote equilibrio, seguridad, estabilidad y confianza para vivir. Y ahora… puedes volver al cielo una vez más, a seguir meditando; pero ésta vez… flotas, porque sientes paz, y en paz, puedes flotar”.
La meditación ha terminado… y entonces escucho… "tómate unos minutos para reflexionar".
Le agradezco diciéndole, "Eres un ángel"… ella tan sólo sonríe.
Pregunto… "¿De dónde crees que salió todo eso?", contesta: "No lo sé, de lo que sentí que necesitabas... pero ahora creo que aún más de lo que a mí me hacía falta escuchar”.
Pareciera entonces… que entregando, absolutamente presentes y sin esperar nada más que dar… se abre la puerta para recibir el doble.
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Joanna Acevedo T.
joanna@educandoparalafelicidad
En Twitter: @acevedojoanna