Entendí mi propósito: Ser mamá
Aunque soy muy poco de escribir, decidí relatar un poco las experiencias por las cuales he pasado estos últimos años, esperando que seguramente alguna mujer sea sienta identificada con mi historia.
Los últimos años no han sido los mejores en mi vida, pero si me han pasado muchas cosas que me han transformado. Hace unos años atrás empezó todo, cuando en un momento de mi vida comencé a sentir que nada valía la pena, con unas ganas enormes de suicidarme. En ese momento de mi vida me encontraba sola ya que no contaba con nadie a mi lado, mis dos amigas, las cuales había considerada las únicas en mi vida estaban alejadas de mí, inmersas en sus propios problemas, y en momentos en que más las necesite no estaban.
La verdad siempre he sido una persona muy reservada con mis cosas y el rechazo o un no de alguien me hacen decaer enseguida. Mi matrimonio estaba muy mal y la relación con mi familia no era la mejor, ya que siempre vivían criticando por qué no salía adelante, por qué no conseguía un empleo, por qué mis otras dos hermanas si habían triunfado, en fin, siempre he sido la oveja negra de la familia.
Mi esposo es una persona poco detallista, poco cariñosa y como toda mujer necesitaba de alguien que me dijera que me quería, que yo valía, pero en fin las cosas se fueron tornando cada vez más duras para mí y la soledad que sentía era cada vez mayor, lloraba mucho en mi casa todos los días cada vez que mi esposo y mi hijo se iban para el trabajo y el colegio, y nunca se dieron cuenta de todo eso que me estaba sucediendo; por eso el deseo de desaparecer de este mundo era cada vez mayor.
Un día se presentó la oportunidad de ingresar a formar parte como delegada de un equipo de fútbol de una selección sub 18 para acompañarlos a los partidos y ser la persona encargada de dirigir los viajes y todo lo que giraba en torno del torneo. Allí sentí que mi vida recobro un poco de sentido y estaba muy feliz porque por fin formaba parte de un grupo y me sentía útil para algunas personas. Los partidos fueron pasando, yo compartía con los muchachos, me hacían reír, todo era muy bonito.
En medio de tantas cosas y tanta alegría, unos muchachos empezaron a molestarme y a decirme cosas para que saliera con ellos, pero yo me daba cuenta que eran unos niños y que lo único que buscaban era sexo y nada más. No me interese en ninguno y solo les daba consejos cuando me contaban algo de su vida, de sus problemas ya que era como una amiga para ellos. Así pasaron dos años de torneos y campeonatos hasta que el equipo se acabó. En este momento comencé a sentir poco a poco cada vez esa soledad, esa tristeza y todo el dolor que invadía mi alma.
Por medio de una amiga de mi hermana me enteré que había una vacante en una empresa y pase mi hoja de vida y después de algunas pruebas y entrevistas fui llamada para ocupar el cargo. Nuevamente me sentí viva, que formaba parte de un grupo que me necesitaba y además sentía como la otra gente decía que yo era muy buena en lo que hacía, que era una persona muy inteligente y entregada en mis obligaciones, lo cual me hacía sentir muy satisfecha. En medio de tanto reconocimiento siempre hay alguien que se siente inconforme con las cosas y se crearon una serie de conflictos con un nuevo compañero de trabajo; me vi involucrada y terminé siendo despedida de mi empleo.
En ese momento mi vida se desmoronó, llegaron a mi otra vez todos los problemas de tipo económico, personal, familiar, en mi matrimonio y esa soledad que de nuevo me hacía sentir inútil y que no valía nada. Pase varias hojas de vida pero por mi poca experiencia, nunca me llamaron de ninguna parte.
En este momento comencé a refugiarme nuevamente en la comida y en mi tristeza, no sé porque todas las mujeres con las que tenía la oportunidad de hablar contaban con amigos o amigas que compartían su tiempo y yo no podía ser como ellas. No sé por qué mis amigas se alejaron, no sé si era por mi forma de ser, de vestir, o porque no vivía en un mundo de moda, de dinero, de sociedad, la verdad no sé y nunca lo comprendí, pero tampoco nunca tuve el valor de preguntarlo. Pase por muchas cosas sola y el no dejar a mi hijo sin mamá era lo único que me hacía desistir de esa idea loca de quitarme la vida. Así fue pasando el tiempo, tuve que vender mi apartamento e irme a vivir a la casa de mi mama para poder pagar las deudas que tuvimos con mi esposo y pensar en nuevos proyectos.
Un día de diciembre cuando todo el mundo está feliz y comparte con familiares y amigos (lo cual no era mi caso) y en medio de mi tristeza, la cual tenía que disimular muy bien para que nadie la notara, pensé que lo que me hacía falta seguro era la presencia de Dios en mi vida, ya que con todo lo que me pasaba me había alejado de él y dudaba de su existencia. El primero de enero de este año decidí cambiar mi vida, me acerqué a Dios, ore y le pedí mucho un cambio en mi vida, que me ayudara a ser fuerte, que me abriera un camino de luz para saber cuál era mi propósito en esta vida y me sentí un poco más relajada.
A los tres días me enteré que estaba esperando un nuevo bebé, esta noticia fue muy dura para mí ya que no estaba dentro de mis planes y no deseaba tener más hijos porque creía que eran un obstáculo más para poderme desarrollarme como mujer; pero luego comprendí y me di cuenta que este es mi propósito en la vida, yo le pedí a Dios que me iluminara y me mostró que algunas mujeres son profesionales exitosas y yo soy una madre, que esto es lo que debo hacer bien y que debo dedicarme a mi hijos, a su crianza, a su enseñanza para que sean buenas personas y profesionales, y alcancen el éxito que yo alguna vez quise para mí.
No con esto quiero decir que soy una persona resignada, sino que en este momento trato de ver la vida diferente y salir de todas las cosa que me hacen mal, este bebé me ha traído mucha felicidad e ilusión a mi vida, mi esposo está muy pendiente de mí, mi hijo también y nos ha unido mucho como familia. Confío que todo siga bien y que los proyectos que tenemos en este momento sean un éxito en el futuro.
Anónimo.
Los últimos años no han sido los mejores en mi vida, pero si me han pasado muchas cosas que me han transformado. Hace unos años atrás empezó todo, cuando en un momento de mi vida comencé a sentir que nada valía la pena, con unas ganas enormes de suicidarme. En ese momento de mi vida me encontraba sola ya que no contaba con nadie a mi lado, mis dos amigas, las cuales había considerada las únicas en mi vida estaban alejadas de mí, inmersas en sus propios problemas, y en momentos en que más las necesite no estaban.
La verdad siempre he sido una persona muy reservada con mis cosas y el rechazo o un no de alguien me hacen decaer enseguida. Mi matrimonio estaba muy mal y la relación con mi familia no era la mejor, ya que siempre vivían criticando por qué no salía adelante, por qué no conseguía un empleo, por qué mis otras dos hermanas si habían triunfado, en fin, siempre he sido la oveja negra de la familia.
Mi esposo es una persona poco detallista, poco cariñosa y como toda mujer necesitaba de alguien que me dijera que me quería, que yo valía, pero en fin las cosas se fueron tornando cada vez más duras para mí y la soledad que sentía era cada vez mayor, lloraba mucho en mi casa todos los días cada vez que mi esposo y mi hijo se iban para el trabajo y el colegio, y nunca se dieron cuenta de todo eso que me estaba sucediendo; por eso el deseo de desaparecer de este mundo era cada vez mayor.
Un día se presentó la oportunidad de ingresar a formar parte como delegada de un equipo de fútbol de una selección sub 18 para acompañarlos a los partidos y ser la persona encargada de dirigir los viajes y todo lo que giraba en torno del torneo. Allí sentí que mi vida recobro un poco de sentido y estaba muy feliz porque por fin formaba parte de un grupo y me sentía útil para algunas personas. Los partidos fueron pasando, yo compartía con los muchachos, me hacían reír, todo era muy bonito.
En medio de tantas cosas y tanta alegría, unos muchachos empezaron a molestarme y a decirme cosas para que saliera con ellos, pero yo me daba cuenta que eran unos niños y que lo único que buscaban era sexo y nada más. No me interese en ninguno y solo les daba consejos cuando me contaban algo de su vida, de sus problemas ya que era como una amiga para ellos. Así pasaron dos años de torneos y campeonatos hasta que el equipo se acabó. En este momento comencé a sentir poco a poco cada vez esa soledad, esa tristeza y todo el dolor que invadía mi alma.
Por medio de una amiga de mi hermana me enteré que había una vacante en una empresa y pase mi hoja de vida y después de algunas pruebas y entrevistas fui llamada para ocupar el cargo. Nuevamente me sentí viva, que formaba parte de un grupo que me necesitaba y además sentía como la otra gente decía que yo era muy buena en lo que hacía, que era una persona muy inteligente y entregada en mis obligaciones, lo cual me hacía sentir muy satisfecha. En medio de tanto reconocimiento siempre hay alguien que se siente inconforme con las cosas y se crearon una serie de conflictos con un nuevo compañero de trabajo; me vi involucrada y terminé siendo despedida de mi empleo.
En ese momento mi vida se desmoronó, llegaron a mi otra vez todos los problemas de tipo económico, personal, familiar, en mi matrimonio y esa soledad que de nuevo me hacía sentir inútil y que no valía nada. Pase varias hojas de vida pero por mi poca experiencia, nunca me llamaron de ninguna parte.
En este momento comencé a refugiarme nuevamente en la comida y en mi tristeza, no sé porque todas las mujeres con las que tenía la oportunidad de hablar contaban con amigos o amigas que compartían su tiempo y yo no podía ser como ellas. No sé por qué mis amigas se alejaron, no sé si era por mi forma de ser, de vestir, o porque no vivía en un mundo de moda, de dinero, de sociedad, la verdad no sé y nunca lo comprendí, pero tampoco nunca tuve el valor de preguntarlo. Pase por muchas cosas sola y el no dejar a mi hijo sin mamá era lo único que me hacía desistir de esa idea loca de quitarme la vida. Así fue pasando el tiempo, tuve que vender mi apartamento e irme a vivir a la casa de mi mama para poder pagar las deudas que tuvimos con mi esposo y pensar en nuevos proyectos.
Un día de diciembre cuando todo el mundo está feliz y comparte con familiares y amigos (lo cual no era mi caso) y en medio de mi tristeza, la cual tenía que disimular muy bien para que nadie la notara, pensé que lo que me hacía falta seguro era la presencia de Dios en mi vida, ya que con todo lo que me pasaba me había alejado de él y dudaba de su existencia. El primero de enero de este año decidí cambiar mi vida, me acerqué a Dios, ore y le pedí mucho un cambio en mi vida, que me ayudara a ser fuerte, que me abriera un camino de luz para saber cuál era mi propósito en esta vida y me sentí un poco más relajada.
A los tres días me enteré que estaba esperando un nuevo bebé, esta noticia fue muy dura para mí ya que no estaba dentro de mis planes y no deseaba tener más hijos porque creía que eran un obstáculo más para poderme desarrollarme como mujer; pero luego comprendí y me di cuenta que este es mi propósito en la vida, yo le pedí a Dios que me iluminara y me mostró que algunas mujeres son profesionales exitosas y yo soy una madre, que esto es lo que debo hacer bien y que debo dedicarme a mi hijos, a su crianza, a su enseñanza para que sean buenas personas y profesionales, y alcancen el éxito que yo alguna vez quise para mí.
No con esto quiero decir que soy una persona resignada, sino que en este momento trato de ver la vida diferente y salir de todas las cosa que me hacen mal, este bebé me ha traído mucha felicidad e ilusión a mi vida, mi esposo está muy pendiente de mí, mi hijo también y nos ha unido mucho como familia. Confío que todo siga bien y que los proyectos que tenemos en este momento sean un éxito en el futuro.
Anónimo.
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