Mi vida es perfecta sin tí
Es increíble pensar que los aprendizajes más hermosos de mi vida los he tenido a partir del dolor. La familia, la situación económica, la situación laboral y el corazón, todas en menor o mayor incidencia y con sus respectivos protagonistas han sido los mejores maestros de mi vida.
Soy una mujer hermosa, por dentro y por fuera, pero no siempre lo creí así, es más, ésta declaración la hago todos los días de mi vida desde hace relativamente poco, cuando comprendí que la vida no siempre me da lo que quiero sino lo que más necesito y cuando por fin, comencé a interpretar las señales que el universo me ponía en frente.
Todo comenzó hace 11 años, estaba sanando una ruptura de corazón que había tenido meses atrás y un amigo me presentó al que seria mi novio por los siguientes 6 años y por supuesto protagonista de esta historia; con el paso de los meses empecé a percatarme de cierta conducta que nunca en mi vida había experimentado con nadie: LOS CELOS. Al principio ni siquiera me molestaba, es más, me sentía protegida, amada, cuidada, pero lo que yo no me imaginaba, es que ese sería el comienzo de una serie de acontecimientos durante los siguientes 6 años y que solo hasta ahora puedo mencionarlo sin que haya dolor, rabia y resentimiento en mi corazón: SI, FUI VICTIMA DE MALTRATO FÍSICO Y EMOCIONAL POR PARTE DE MI PAREJA.
Él era, lo que cualquier mujer de mi edad esperaría para ella: Exitoso en su trabajo, amigo de sus amigos, físicamente demasiado atractivo y según el “me adoraba”. Curiosamente y en ese momento sin entenderlo, a pesar de sus maltratos, empecé a crear una dependencia hacia él que no me permitía ver la realidad de las cosas; sus celos enfermizos me alejaron de las personas que más quería y crearon en mi una sensación de temor, pero yo seguía aferrada a él como si fuera mi tabla de salvación hacia ese abismo profundo llamado soledad.
Ofensas, humillaciones, degradación, “tú no eres bonita, eres tan normal como las demás”, unas cuantas apretadas de brazos, y finalmente el abandono fueron las causas suficientes para que mi autoestima quedara reducida a cero y para que yo siguiera dependiendo y aferrada a él sin otra opción diferente.
Varias veces en esos 6 años él me abandonaba, yo le rogaba y volvíamos, en los últimos años de relación, surgió la posibilidad de irme a otra ciudad para crecer laboralmente y yo no lo pensé 2 veces. En ese momento estábamos distanciados pero seguíamos en contacto, él se enteró de mi viaje y por supuesto su manipulación no se hizo esperar. “yo te amo, vuelve conmigo, no te vayas, vas a estar muy lejos, etc., etc.,…”, igualmente me fui y continuamos nuestra relación a distancia, yo viajaba mucho a verlo, él casi no me visitaba pero me tenía completamente controlada y estaba pendiente hasta de mi menor movimiento. Hoy comprendo, que mi mudanza a otra ciudad no era otra cosa que la única manera de huir de él.
Durante el ultimo año de relación, todo iba relativamente bien, sus conductas no habían cambiado para nada, pero digamos que yo estaba “acostumbrada”, hasta que me invitaron al matrimonio de un primo que vive en Santa Marta y al cual toda mi familia asistiría también; él, por supuesto, no quiso ir, pero eso si, me amargó todo el viaje y me hizo sentir la peor persona por no haberme quedado con él. En ese matrimonio había mucha gente, amigos de mi primo, familia, etc., y alguien que no recuerdo me dijo: “¿Oye, por qué estas sola?, ¿Dónde esta tu novio?, ¿Por qué nunca comparte contigo?; y ahí fue mi quiebre, me di cuenta por fin, como si hubiera sido una revelación en cuestión de segundos que la palabra felicidad no estaba en mi vocabulario ni en mi sentir y que tenía que hacer algo al respecto, hoy en día no me explico que pasó en ese momento, cual fue el click que hubo en mi cabeza pero fue algo en mi concepto “sobrenatural”. Los siguientes meses yo me distancié y él se dio cuenta. Extrañamente empezó a cambiar pero a mi ya no me motivaba aunque mi sentimiento de dependencia y de pánico a la soledad seguían intactos y por eso no lo dejaba.
El día que él me dejó, lo hizo por un ataque de celos hacia un primo mío en una reunión familiar. Él estaba presente porque estábamos celebrando el cumpleaños #100 de mi abuelito, ese día el no soportó mi cercanía con él y explotó en ofensas y humillaciones y todo lo que él sabía hacer para maltratarme. Fueron días muy duros para mí, hubo muchas lágrimas, soledad, incertidumbre, etc. Yo lo busqué, le rogué y él me respondió con una frase que todavía llevo grabada en mi mente, como si me la hubieran dicho ayer: “¿Sabes qué?” “Mi vida es perfecta sin ti, nunca he estado mas feliz“, lo dijo con rabia, con odio y lo más triste, es que vi en sus ojos un destello de felicidad cuando vio mis lágrimas salir de mis ojos sin control.
Esa frase fue otra revelación, su mirada ese día fue el aliciente que me hacía falta para empezar a comprender para qué suceden las cosas en mi vida, fue el aliciente para empezar a buscar dentro de mí que era lo que había sucedido en mi vida para que todo resultara de esa manera. Llevo varios años en el proceso, no ha sido fácil, aprender y descubrir cuales son los aspectos de mi pasado que debo resolver para tener un presente feliz ha sido un proceso hermoso; descubrir el poder del perdón ha sido uno de los regalos más maravillosos que Dios y la vida me han dado, empezar a comprender, a aceptar, y a soltar sin juzgar me han dado toda la felicidad que en esos años no tuve pero porque yo no quise ni lo permití.
Todavía sigo en la tarea, todavía tengo muchos aprendizajes que hacer en el aspecto emocional, todavía creo en el amor como en el primer día y sé que el día que deba ser, será. Todo porque sé que ALGÚN DÍA, SERÁ MI DÍA.
A manera anecdótica quiero contarles que años después me reencontré con este personaje, mi corazón estaba ya curado y él me dijo que volviéramos. Yo, con un destello de maldad en mis ojos (pero en el buen sentido), le respondí con aquella frase con la que él me hizo tanto daño: “Ni lo pienses… en este momento mi vida ES PERFECTA SIN TI”. Esas palabras salieron de mi boca como un regalo, las sentí sinceras y creo que él también, tanto que sé que en estos años él ha pasado por duros procesos en su vida que creo que le han enseñado bastante, un día me llamó (años después), me dijo que quería hablar conmigo, hablamos y me pidió perdón. Fue un perdón sincero, de corazón, y sé que todavía lleva la carga de haberse portado conmigo de esa manera, lo sé porque lo siento y ahora soy yo la que cada vez que puede y mirándolo a los ojos sin ningún sentimiento negativo, le digo que todo está bien, que hace rato lo perdoné y que ahora es el momento para que el mismo se perdone, como yo he venido haciéndolo conmigo.
María Fernanda Ortiz Jaramillo
Fisioterapeuta Universidad del Rosario
Pilates Instructor Polestar Pilates Education
Pilates Golf Physicalmind Institute
Pilates Instructor (CTTC) BASI PILATES
Soy una mujer hermosa, por dentro y por fuera, pero no siempre lo creí así, es más, ésta declaración la hago todos los días de mi vida desde hace relativamente poco, cuando comprendí que la vida no siempre me da lo que quiero sino lo que más necesito y cuando por fin, comencé a interpretar las señales que el universo me ponía en frente.
Todo comenzó hace 11 años, estaba sanando una ruptura de corazón que había tenido meses atrás y un amigo me presentó al que seria mi novio por los siguientes 6 años y por supuesto protagonista de esta historia; con el paso de los meses empecé a percatarme de cierta conducta que nunca en mi vida había experimentado con nadie: LOS CELOS. Al principio ni siquiera me molestaba, es más, me sentía protegida, amada, cuidada, pero lo que yo no me imaginaba, es que ese sería el comienzo de una serie de acontecimientos durante los siguientes 6 años y que solo hasta ahora puedo mencionarlo sin que haya dolor, rabia y resentimiento en mi corazón: SI, FUI VICTIMA DE MALTRATO FÍSICO Y EMOCIONAL POR PARTE DE MI PAREJA.
Él era, lo que cualquier mujer de mi edad esperaría para ella: Exitoso en su trabajo, amigo de sus amigos, físicamente demasiado atractivo y según el “me adoraba”. Curiosamente y en ese momento sin entenderlo, a pesar de sus maltratos, empecé a crear una dependencia hacia él que no me permitía ver la realidad de las cosas; sus celos enfermizos me alejaron de las personas que más quería y crearon en mi una sensación de temor, pero yo seguía aferrada a él como si fuera mi tabla de salvación hacia ese abismo profundo llamado soledad.
Ofensas, humillaciones, degradación, “tú no eres bonita, eres tan normal como las demás”, unas cuantas apretadas de brazos, y finalmente el abandono fueron las causas suficientes para que mi autoestima quedara reducida a cero y para que yo siguiera dependiendo y aferrada a él sin otra opción diferente.
Varias veces en esos 6 años él me abandonaba, yo le rogaba y volvíamos, en los últimos años de relación, surgió la posibilidad de irme a otra ciudad para crecer laboralmente y yo no lo pensé 2 veces. En ese momento estábamos distanciados pero seguíamos en contacto, él se enteró de mi viaje y por supuesto su manipulación no se hizo esperar. “yo te amo, vuelve conmigo, no te vayas, vas a estar muy lejos, etc., etc.,…”, igualmente me fui y continuamos nuestra relación a distancia, yo viajaba mucho a verlo, él casi no me visitaba pero me tenía completamente controlada y estaba pendiente hasta de mi menor movimiento. Hoy comprendo, que mi mudanza a otra ciudad no era otra cosa que la única manera de huir de él.
Durante el ultimo año de relación, todo iba relativamente bien, sus conductas no habían cambiado para nada, pero digamos que yo estaba “acostumbrada”, hasta que me invitaron al matrimonio de un primo que vive en Santa Marta y al cual toda mi familia asistiría también; él, por supuesto, no quiso ir, pero eso si, me amargó todo el viaje y me hizo sentir la peor persona por no haberme quedado con él. En ese matrimonio había mucha gente, amigos de mi primo, familia, etc., y alguien que no recuerdo me dijo: “¿Oye, por qué estas sola?, ¿Dónde esta tu novio?, ¿Por qué nunca comparte contigo?; y ahí fue mi quiebre, me di cuenta por fin, como si hubiera sido una revelación en cuestión de segundos que la palabra felicidad no estaba en mi vocabulario ni en mi sentir y que tenía que hacer algo al respecto, hoy en día no me explico que pasó en ese momento, cual fue el click que hubo en mi cabeza pero fue algo en mi concepto “sobrenatural”. Los siguientes meses yo me distancié y él se dio cuenta. Extrañamente empezó a cambiar pero a mi ya no me motivaba aunque mi sentimiento de dependencia y de pánico a la soledad seguían intactos y por eso no lo dejaba.
El día que él me dejó, lo hizo por un ataque de celos hacia un primo mío en una reunión familiar. Él estaba presente porque estábamos celebrando el cumpleaños #100 de mi abuelito, ese día el no soportó mi cercanía con él y explotó en ofensas y humillaciones y todo lo que él sabía hacer para maltratarme. Fueron días muy duros para mí, hubo muchas lágrimas, soledad, incertidumbre, etc. Yo lo busqué, le rogué y él me respondió con una frase que todavía llevo grabada en mi mente, como si me la hubieran dicho ayer: “¿Sabes qué?” “Mi vida es perfecta sin ti, nunca he estado mas feliz“, lo dijo con rabia, con odio y lo más triste, es que vi en sus ojos un destello de felicidad cuando vio mis lágrimas salir de mis ojos sin control.
Esa frase fue otra revelación, su mirada ese día fue el aliciente que me hacía falta para empezar a comprender para qué suceden las cosas en mi vida, fue el aliciente para empezar a buscar dentro de mí que era lo que había sucedido en mi vida para que todo resultara de esa manera. Llevo varios años en el proceso, no ha sido fácil, aprender y descubrir cuales son los aspectos de mi pasado que debo resolver para tener un presente feliz ha sido un proceso hermoso; descubrir el poder del perdón ha sido uno de los regalos más maravillosos que Dios y la vida me han dado, empezar a comprender, a aceptar, y a soltar sin juzgar me han dado toda la felicidad que en esos años no tuve pero porque yo no quise ni lo permití.
Todavía sigo en la tarea, todavía tengo muchos aprendizajes que hacer en el aspecto emocional, todavía creo en el amor como en el primer día y sé que el día que deba ser, será. Todo porque sé que ALGÚN DÍA, SERÁ MI DÍA.
A manera anecdótica quiero contarles que años después me reencontré con este personaje, mi corazón estaba ya curado y él me dijo que volviéramos. Yo, con un destello de maldad en mis ojos (pero en el buen sentido), le respondí con aquella frase con la que él me hizo tanto daño: “Ni lo pienses… en este momento mi vida ES PERFECTA SIN TI”. Esas palabras salieron de mi boca como un regalo, las sentí sinceras y creo que él también, tanto que sé que en estos años él ha pasado por duros procesos en su vida que creo que le han enseñado bastante, un día me llamó (años después), me dijo que quería hablar conmigo, hablamos y me pidió perdón. Fue un perdón sincero, de corazón, y sé que todavía lleva la carga de haberse portado conmigo de esa manera, lo sé porque lo siento y ahora soy yo la que cada vez que puede y mirándolo a los ojos sin ningún sentimiento negativo, le digo que todo está bien, que hace rato lo perdoné y que ahora es el momento para que el mismo se perdone, como yo he venido haciéndolo conmigo.
María Fernanda Ortiz Jaramillo
Fisioterapeuta Universidad del Rosario
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