Viviendo otra vida
No supe como condensar mi historia para contarla con más detalles, solo puedo decir que en alguna oportunidad conocí al hombre con quien iba a pasar el resto de mi vida. Me enredé de una manera y empecé a depender tanto psicológicamente de él que le daba gusto en todo, yo creía que la manera de retenerlo a mi lado era siendo la mujer perfecta para él, y en ese camino cometí muchos errores, no viví mi vida a mi ritmo, ni a mis posibilidades y sobre todo no era yo, me volví deshonesta conmigo y por ende con él.
Después de 2 años juntos, con una propuesta de matrimonio en la mesa, mi novio canceló el compromiso; tuvimos una discusión y pasó lo inevitable cuando idealizamos a las personas. Recuerdo sus últimas palabras: no puedo confiar en ti. Y como iba a confiar en mi si yo era un invento de mi misma, viviendo una vida para él y no para mí.
(Eso lo entendí después porque en su momento me quería morir de tristeza).
No fue fácil reconocerme, tuve que tocar fondo para encontrarme y poder entender que lo que había sucedido había sido un regalo divino, que tenía otra oportunidad y esta vez no dependía de nadie para ser feliz y que nadie podía decidir por mí.
Empecé a oír mi corazón, a liberarme de prejuicios y de mi EGO y sobretodo, empecé a perdonarme y a perdonar. En ese momento fui libre.
El perdón fue el medio para reparar lo que estaba roto en mí, sentimientos de vergüenza y culpa desaparecieron, y transformaron mi corazón.
No hubiera podido sola, recurrí a la ayuda divina, al Dios en el que creo, en el que me reconforto y el que siempre ha enviado sus angelitos para cuidarme.
Solo ahí entendí que todo lo que venía para mí era mejor y no fue solo mejor, fue mucho mejor; porque ahora soy otra persona recupere la inocencia de mi corazón y la libertad de escoger que quería para mí y decidí que quería amar, a mi familia, la naturaleza, a mis amigos, mi trabajo, mis defectos, mis cualidades simplemente amar mi vida.
Y cuando realmente sucedió, llegó un hombre maravilloso, al que yo considero un príncipe, pero esta vez no es azul, es de carne y hueso, con defectos y virtudes, que me admira, me ama, me respeta, me guía, me escucha y me acepta tal cual soy y que me alienta todos los días a trabajar en ser una mejor versión de mí, mi esposo.
Ahora, gracias a las experiencias tristes del pasado, soy capaz, todos los días de poner mis energías en conectar mis pensamientos, mis palabras y mis acciones con mi corazón.
Merly Carreño
Profesional en comercio exterior
Después de 2 años juntos, con una propuesta de matrimonio en la mesa, mi novio canceló el compromiso; tuvimos una discusión y pasó lo inevitable cuando idealizamos a las personas. Recuerdo sus últimas palabras: no puedo confiar en ti. Y como iba a confiar en mi si yo era un invento de mi misma, viviendo una vida para él y no para mí.
(Eso lo entendí después porque en su momento me quería morir de tristeza).
No fue fácil reconocerme, tuve que tocar fondo para encontrarme y poder entender que lo que había sucedido había sido un regalo divino, que tenía otra oportunidad y esta vez no dependía de nadie para ser feliz y que nadie podía decidir por mí.
Empecé a oír mi corazón, a liberarme de prejuicios y de mi EGO y sobretodo, empecé a perdonarme y a perdonar. En ese momento fui libre.
El perdón fue el medio para reparar lo que estaba roto en mí, sentimientos de vergüenza y culpa desaparecieron, y transformaron mi corazón.
No hubiera podido sola, recurrí a la ayuda divina, al Dios en el que creo, en el que me reconforto y el que siempre ha enviado sus angelitos para cuidarme.
Solo ahí entendí que todo lo que venía para mí era mejor y no fue solo mejor, fue mucho mejor; porque ahora soy otra persona recupere la inocencia de mi corazón y la libertad de escoger que quería para mí y decidí que quería amar, a mi familia, la naturaleza, a mis amigos, mi trabajo, mis defectos, mis cualidades simplemente amar mi vida.
Y cuando realmente sucedió, llegó un hombre maravilloso, al que yo considero un príncipe, pero esta vez no es azul, es de carne y hueso, con defectos y virtudes, que me admira, me ama, me respeta, me guía, me escucha y me acepta tal cual soy y que me alienta todos los días a trabajar en ser una mejor versión de mí, mi esposo.
Ahora, gracias a las experiencias tristes del pasado, soy capaz, todos los días de poner mis energías en conectar mis pensamientos, mis palabras y mis acciones con mi corazón.
Merly Carreño
Profesional en comercio exterior
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