¿Por qué me atreví a escribir poemas?
“El poema siempre ha sido para mí una forma de desahogo, de los nudos de sentimientos que me acontecen en cada proceso de vida, generalmente cuando más vulnerable soy, que es en la ruptura, en la soledad… pero hoy ha sobrepasado eso, ahora puedo hacerlo no solo en la melancolía o la tristeza, también en el mejor ánimo y entusiasmo... por eso me atrevo a escribir, porque me inspira y lo comparto. Alguien podría, tal vez, identificarse, o servirle de algo como lo expreso”.
¿Qué tienen que ver los poemas con los aprendizajes de mi vida?
“Los poemas conjugan una larga historia de años, donde el intrincado devenir de la vida juega a que te aleja, a que no tienes nada que ver, a que te acerca; y cuando menos lo espera y muchas veces más lo necesitas, la vida te da jaque mate, y terminas por “perder la partida”, pero a la vez ganando mucho en el transcurso por el aprendizaje.
¿Qué tiene que ver con mi historia “Quién lo diría?.
“Cuando aún eres joven, vigorosa, retadora, la vida te juega, y sin que lo pidas te hace competir, y el ego muchas veces protagoniza al descalificar o prejuzgar a una persona sin siquiera conocerle. Osadía sin límite, ofender y hasta blasfemar, porque esa persona nada te ha hecho. Pero un día, el destino cruza los caminos, pero no sabes ¿quién es? hasta que, poco a poco se revela el misterio y caes en cuenta ya que vives un sentimiento del que su especial forma de ser te saca de un espiral de acontecimientos que te confunden y te lastiman. De reconocerte mejor, y superar el pasado... ¿y quién lo diría?... esa persona me levantó y me hizo resurgir hasta aprender a distinguir entre amar y ser amada, por medio de una guía casi espiritual. Ahí nació la inspiración y una forma de narrar la historia. Aprendí que no hay que prejuzgar a nadie, por la forma, por el físico, por lo que parezca, eso al final no importa, la perfección no existe, es un proceso de vida y aprendizaje. Me atreví a escribir este poema, porque es una manera de desahogar mi espíritu y liberar mi alma”.
----- ¿Y QUIÉN LO DIRÍA? -----
¿Quién diría? Si no lo sabía y tú no sabias
Que el destino nos uniría
Cuando más lo requería, tu alma rescató a la mía
Que tu fe me levantaría, que tu amor me edificaría
¿Quién diría? Que mi soberbia y palabra blasfémica,
tu imagen y ser ofendería.
Y que además me perdonarías.
¿Quién diría? que conocerte me transformaría,
Que, gracias a tí, retomaría mi esencia.
¿Quién diría? Que, de tantas batallas y derrotas,
me enseñaste que aún hay posibilidad y resurgimiento.
¿Quién diría? Que Llegaste a mí, como un un galardón, como un premio a la paciencia
Y ¿Quién diría? al final que yo a tí, por eso que me hiciste ser, sí te amaría.
“El poema siempre ha sido para mí una forma de desahogo, de los nudos de sentimientos que me acontecen en cada proceso de vida, generalmente cuando más vulnerable soy, que es en la ruptura, en la soledad… pero hoy ha sobrepasado eso, ahora puedo hacerlo no solo en la melancolía o la tristeza, también en el mejor ánimo y entusiasmo... por eso me atrevo a escribir, porque me inspira y lo comparto. Alguien podría, tal vez, identificarse, o servirle de algo como lo expreso”.
¿Qué tienen que ver los poemas con los aprendizajes de mi vida?
“Los poemas conjugan una larga historia de años, donde el intrincado devenir de la vida juega a que te aleja, a que no tienes nada que ver, a que te acerca; y cuando menos lo espera y muchas veces más lo necesitas, la vida te da jaque mate, y terminas por “perder la partida”, pero a la vez ganando mucho en el transcurso por el aprendizaje.
¿Qué tiene que ver con mi historia “Quién lo diría?.
“Cuando aún eres joven, vigorosa, retadora, la vida te juega, y sin que lo pidas te hace competir, y el ego muchas veces protagoniza al descalificar o prejuzgar a una persona sin siquiera conocerle. Osadía sin límite, ofender y hasta blasfemar, porque esa persona nada te ha hecho. Pero un día, el destino cruza los caminos, pero no sabes ¿quién es? hasta que, poco a poco se revela el misterio y caes en cuenta ya que vives un sentimiento del que su especial forma de ser te saca de un espiral de acontecimientos que te confunden y te lastiman. De reconocerte mejor, y superar el pasado... ¿y quién lo diría?... esa persona me levantó y me hizo resurgir hasta aprender a distinguir entre amar y ser amada, por medio de una guía casi espiritual. Ahí nació la inspiración y una forma de narrar la historia. Aprendí que no hay que prejuzgar a nadie, por la forma, por el físico, por lo que parezca, eso al final no importa, la perfección no existe, es un proceso de vida y aprendizaje. Me atreví a escribir este poema, porque es una manera de desahogar mi espíritu y liberar mi alma”.
----- ¿Y QUIÉN LO DIRÍA? -----
¿Quién diría? Si no lo sabía y tú no sabias
Que el destino nos uniría
Cuando más lo requería, tu alma rescató a la mía
Que tu fe me levantaría, que tu amor me edificaría
¿Quién diría? Que mi soberbia y palabra blasfémica,
tu imagen y ser ofendería.
Y que además me perdonarías.
¿Quién diría? que conocerte me transformaría,
Que, gracias a tí, retomaría mi esencia.
¿Quién diría? Que, de tantas batallas y derrotas,
me enseñaste que aún hay posibilidad y resurgimiento.
¿Quién diría? Que Llegaste a mí, como un un galardón, como un premio a la paciencia
Y ¿Quién diría? al final que yo a tí, por eso que me hiciste ser, sí te amaría.