Desde niña jugaba con muñecas
Desde muy pequeña jugaba con muñecas y como todas las niñas a hacer mamá, siempre fue mi juego preferido, pues mi gran sueño era ser madre de un bello y angelito tesoro, después de muchos años de noviazgo llego el día más bello y esperado de mi vida, mi matrimonio, me casé con un ser maravilloso y especial y con el que aún comparto mis días, llevábamos un año y medio de matrimonio cuando llegó el tan esperado día de ser madre, fue una gran noticia para toda mi familia pero en especial para mi esposo y para mí. Recuerdo que llegábamos de un viaje de Semana Santa, me sentía mal y un poco pesada, pensé que era por el viaje, sin embargo, al siguiente día fui al médico y al hacerme exámenes de sangre se confirmó la noticia.
Todo fue maravilloso, mi gran sueño se estaba cumpliendo, me sentía agradecía con Dios y la vida por el regalo tan hermoso que me estaba dando, mis días eran felices y tranquilos al lado de mi esposo, pero un día, ese gran regalo que Dios me había dado y puesto en mi vida se fue sin explicación alguna. Un fuerte sangrado acabo con mi gran sueño de ser mamá, mi bebé de dos meses de gestación había muerto y mi vida con él... Fueron días de intenso dolor, lloraba todos los días y en la noche junto con mi esposo orábamos y hablábamos con él, Angelito, así lo llamamos, siempre supimos que era un varón que hoy está en el cielo cuidándonos y protegiéndonos.
Un día llegue de trabajar, me senté en el sofá y mis lágrimas empezaron a caer tan fuerte que el llanto era incontrolable, pero de repente sentí la necesidad de escribirle para pedirle perdón y dejarlo partir a su espléndido mundo donde los ángeles lo estaban esperando, así que busque un esfero, una agenda y escribí lo siguiente:
"A ti, mi pequeño angelito"
Hoy los recuerdos vuelven a mí... Con tristeza, dolor, ganas de llorar y las lágrimas se apoderan sin poderlas contener, cuanta falta me haces, como quisiera que estuvieras aquí, conmigo, a mi lado, haciéndonos compañía, hablando, riéndonos, jugando y hasta comiendo. Tu corta estadía marcó mi vida y de qué manera, hoy que no estás sufro mucho por tu partida y le pido a Dios todas las noches, los días, las horas que me ayude a salir adelante y afrontar tu ida como algo bueno y maravilloso. Amor, te pido me perdones... No sé qué cosa hice mal o deje de hacer que hizo que tú hoy no estés aquí, te pido mucho me ayudes y salga pronto de este dolor que cada día es más fuerte y cada día lamento tu partida. Hoy muchas personas preguntan por ti y cada vez, el dolor era más fuerte y aunque las voces de aliento me reconfortan no es completa la tranquilidad porque faltas tú... La personita que aunque de físico no conocí, si la sentí y la imaginaba como el ser más hermoso el cual llenaría mi vida y mi alma de amor, alegría, felicidad y armonía. En mi corazón estás y estarás por siempre, en un lugar muy especial que nadie ocupe. Quiero contarte que todos los dolores que aguanté estos días no los calme con pastas, como lo indico el médico, los calmaba y calmo ofreciéndotelos, creo que es la única manera de pedirte perdón, de expresarte todo lo que me duele el saber que no estas. Sé que me esperan muchas cosas buenas y que con tu ayuda, allá en el cielo, vas a permitir que pueda dar una nueva vida con el mismo y más amor con el que tú fuiste concebido. Hijo, ayúdame a ser una persona feliz, a aceptar la vida con sus alegrías y tristezas porque esa es la ley y sobre todo, porque Dios lo dispuso así y sólo él sabe por qué quiso que fuera de este modo, algún día nos reuniremos y solo hasta ese momento entenderé porque tuviste que volar (como dice la canción que estoy escuchando mientras escribo estas frases - por ti volaré de Andrea Bocelli) y ese día sentiré la felicidad que tu seguramente estas disfrutando y sintiendo, ojalá no sea tan pronto pues aquí en la tierra todavía tengo que hacer muchas cosas. Nene, siento que hoy y en este momento tenía que hacer esto, escribirte, desahogarme y sobre todo expresar todo lo que siento, gracias a ti lo pude y podré hacer, pues sólo bastó pensar en ti para que las palabras fluyeran y aunque a la vez lloro, no te lo había contado; estas líneas que te he escrito las he hecho con lágrimas y suspiros, pero con todo el amor que una mamá le puede dar a su hijo, creo que por hoy te voy a dejar descansar y yo me repondré, me arreglaré para que cuando llegue tu papá no note que estuve llorando. Angelito, gracias por estar aquí, escucharme y darme fuerzas porque la vida no se acaba, empieza. Hijo, te amo. Cierro mi escrito escuchando la canción de Juan Gabriel “siempre en mi mente” el 3 de julio de 2007.
A los seis meses de lo sucedido, Dios me regaló una nueva oportunidad de ser mamá, de un ser maravilloso y especial a quien amo con toda mi alma y mi corazón, la que me hace feliz no sólo a mí y a mi esposo, sino a toda mi familia, con su ternura, su picardía, su alegría, su inteligencia y su buena energía es la chispa de nuestras vidas. Ella es mi hija.
La vida te recompensa siempre, sólo hay que tener fe y esperanza, esa que a veces se pierde fácilmente, pero que retorna y se fortalece con ángeles en la tierra, como mi chiquita, un nuevo angelito en la tierra para mí.
Anónimo.
Todo fue maravilloso, mi gran sueño se estaba cumpliendo, me sentía agradecía con Dios y la vida por el regalo tan hermoso que me estaba dando, mis días eran felices y tranquilos al lado de mi esposo, pero un día, ese gran regalo que Dios me había dado y puesto en mi vida se fue sin explicación alguna. Un fuerte sangrado acabo con mi gran sueño de ser mamá, mi bebé de dos meses de gestación había muerto y mi vida con él... Fueron días de intenso dolor, lloraba todos los días y en la noche junto con mi esposo orábamos y hablábamos con él, Angelito, así lo llamamos, siempre supimos que era un varón que hoy está en el cielo cuidándonos y protegiéndonos.
Un día llegue de trabajar, me senté en el sofá y mis lágrimas empezaron a caer tan fuerte que el llanto era incontrolable, pero de repente sentí la necesidad de escribirle para pedirle perdón y dejarlo partir a su espléndido mundo donde los ángeles lo estaban esperando, así que busque un esfero, una agenda y escribí lo siguiente:
"A ti, mi pequeño angelito"
Hoy los recuerdos vuelven a mí... Con tristeza, dolor, ganas de llorar y las lágrimas se apoderan sin poderlas contener, cuanta falta me haces, como quisiera que estuvieras aquí, conmigo, a mi lado, haciéndonos compañía, hablando, riéndonos, jugando y hasta comiendo. Tu corta estadía marcó mi vida y de qué manera, hoy que no estás sufro mucho por tu partida y le pido a Dios todas las noches, los días, las horas que me ayude a salir adelante y afrontar tu ida como algo bueno y maravilloso. Amor, te pido me perdones... No sé qué cosa hice mal o deje de hacer que hizo que tú hoy no estés aquí, te pido mucho me ayudes y salga pronto de este dolor que cada día es más fuerte y cada día lamento tu partida. Hoy muchas personas preguntan por ti y cada vez, el dolor era más fuerte y aunque las voces de aliento me reconfortan no es completa la tranquilidad porque faltas tú... La personita que aunque de físico no conocí, si la sentí y la imaginaba como el ser más hermoso el cual llenaría mi vida y mi alma de amor, alegría, felicidad y armonía. En mi corazón estás y estarás por siempre, en un lugar muy especial que nadie ocupe. Quiero contarte que todos los dolores que aguanté estos días no los calme con pastas, como lo indico el médico, los calmaba y calmo ofreciéndotelos, creo que es la única manera de pedirte perdón, de expresarte todo lo que me duele el saber que no estas. Sé que me esperan muchas cosas buenas y que con tu ayuda, allá en el cielo, vas a permitir que pueda dar una nueva vida con el mismo y más amor con el que tú fuiste concebido. Hijo, ayúdame a ser una persona feliz, a aceptar la vida con sus alegrías y tristezas porque esa es la ley y sobre todo, porque Dios lo dispuso así y sólo él sabe por qué quiso que fuera de este modo, algún día nos reuniremos y solo hasta ese momento entenderé porque tuviste que volar (como dice la canción que estoy escuchando mientras escribo estas frases - por ti volaré de Andrea Bocelli) y ese día sentiré la felicidad que tu seguramente estas disfrutando y sintiendo, ojalá no sea tan pronto pues aquí en la tierra todavía tengo que hacer muchas cosas. Nene, siento que hoy y en este momento tenía que hacer esto, escribirte, desahogarme y sobre todo expresar todo lo que siento, gracias a ti lo pude y podré hacer, pues sólo bastó pensar en ti para que las palabras fluyeran y aunque a la vez lloro, no te lo había contado; estas líneas que te he escrito las he hecho con lágrimas y suspiros, pero con todo el amor que una mamá le puede dar a su hijo, creo que por hoy te voy a dejar descansar y yo me repondré, me arreglaré para que cuando llegue tu papá no note que estuve llorando. Angelito, gracias por estar aquí, escucharme y darme fuerzas porque la vida no se acaba, empieza. Hijo, te amo. Cierro mi escrito escuchando la canción de Juan Gabriel “siempre en mi mente” el 3 de julio de 2007.
A los seis meses de lo sucedido, Dios me regaló una nueva oportunidad de ser mamá, de un ser maravilloso y especial a quien amo con toda mi alma y mi corazón, la que me hace feliz no sólo a mí y a mi esposo, sino a toda mi familia, con su ternura, su picardía, su alegría, su inteligencia y su buena energía es la chispa de nuestras vidas. Ella es mi hija.
La vida te recompensa siempre, sólo hay que tener fe y esperanza, esa que a veces se pierde fácilmente, pero que retorna y se fortalece con ángeles en la tierra, como mi chiquita, un nuevo angelito en la tierra para mí.
Anónimo.
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